Hace un tiempo lei esta historia publicada en el diario Hoy, la cual me resultó muy interesante así que se las dejo para quienes no la conocían:
Hoy puede resultar impensado, ya que la velocidad de la información nos tiene acostumbrados a chequear los resultados al instante. Pero, a principios de siglo, una iniciativa de la siempre ocurrente y pasional hinchada tripera propuso utilizar palomas mensajeras para poder seguir el marcador cuando el equipo jugaba de visitante.
La historia cuenta que en el año 1918, en el contexto de una ciudad floreciente, un ilustre desconocido le propuso a Don Pedro -un recordado portero del club gimnasista- que utilizaran las palomas mensajeras que tenía en un altillo para transportar los resultados y así mitigar la ansiedad por conocer la suerte del equipo tripero cuando jugaba de visitante. Para esta importante misión fue designado Domingo Molinari, un chico de 13 años que resultó pionero de las transmisiones vía paloma.
Con este objetivo, el joven hincha cargaba seis plumíferos en una canasta y tomaba el mismo tren en el que viajaba el plantel y también la hinchada (años remotos en los que jugadores e hinchas eran transportados por la misma pasión).
Una vez llegado al estadio visitante, Dominguito se disponía atento a seguir el partido y, ante cada gol o situación digna de ser comunicada, metía un papel en el anillo colocado en la pata del animal y lo soltaba a volar con rumbo a la ciudad de las diagonales. Según se sabe, las palomas remontaban vuelo, daban un par de giros sobre el lugar y regresaban con instinto infalible al lugar desde donde habían partido originalmente.
José María Iturrería, presidente del museo gimnasista contó que “entre 20 y 30 minutos con viento a favor; eso es lo que tardaban en llegar cuando se jugaba en Capital Federal o Avellaneda”, pero no tuvo el dato certero en cuanto a los rivales o resultados precisos de estas primeras transmisiones seguidas por correo aéreo. “Pero la historia que Horacio Ferretti rescató (del ostracismo) es cierta. De hecho, desde el museo pudimos constatar la existencia de unos Molinari que en aquella época eran socios” del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, agregó.
Una de las dificultades que se le presentaban al joven Molinari era dosificar de manera estratégica la cantidad de aves para cada información. Es que sólo contaba con seis palomas, así que siempre debía reservar un par de aliados voladores hasta casi el final del cotejo. De este manera, en un mismo mensaje podía llegar a dar aviso de varios goles o detalles importantes del partido, ya que debía cuidar al máximo sus recursos para no quedarse sólo en resultados parciales y dejar con el corazón en la boca a los expectantes hinchas albiazules, ya que por ese entonces eran muy frecuentes las goleadas y era difícil arriesgar la sentencia de “partido liquidado”.
Con el correr de los años, esta (romántica) costumbre fue perdiendo trascendencia, ya que la radio fue ganando su lugar de privilegio dentro de las transmisiones deportivas.
Esta tradición gimnasista fue mermando y cada vez menos hinchas se acercaron al viejo galpón, levantado en el antiguo estadio de 12 y 71, para esperar desde el cielo alguna buena noticia que trajera alegría al pueblo tripero.
Esta particular forma de comunicar resultados deportivos también fue adoptada por una hinchada que con el correr de los años se haría muy cercana a la 22. Según se sabe, los hinchas del Racing Club de Avellaneda se entusiasmaron con la iniciativa platense y copiaron este modus operandi para poder calmar también su inexplicable pasión, la cual presenta algunas similitudes con el modo de sentir de la parcialidad gimnasista, aunque algunos lo nieguen.
Previo al despliegue impactante de la radio en los años ‘40, al desarrollo de la televisión en la Argentina a partir de los ‘60, a la expansión del cable en los ‘80 y, con la consagración en nuestros días de la masividad en las transmisiones futbolísticas por TV abierta -interesante iniciativa que esperemos que dure un poco más que los ritmos de la demagogia política-, un grupo de entusiastas triperos decidió utilizar a las palomas mensajeras para poder comunicar los resultados del equipo cuando éste se aventuraba más allá de la ciudad para jugar como visitante.
En asociación directa con la naturaleza, estos pioneros hinchas de gimnasia sembraron las primeras semillas de una pasión y un fervor por seguir al equipo que no hubo distancia, dificultad o situación a lo largo de los años que lograra hacerla cambiar.