24 de julio de 2011

Los decanos platenses de las transmisiones de fútbol

Hace un tiempo lei esta historia publicada en el diario Hoy, la cual me resultó muy interesante así que se las dejo para quienes no la conocían:
Hoy puede resultar impensado, ya que la velocidad de la información nos tiene acostumbrados a chequear los resultados al instante. Pero, a principios de siglo, una iniciativa de la siempre ocurrente y pasional hinchada tripera propuso utilizar palomas mensajeras para poder seguir el marcador cuando el equipo jugaba de visitante.

La historia cuenta que en el año 1918, en el contexto de una ciudad floreciente, un ilustre desconocido le propuso a Don Pedro -un recordado portero del club gimnasista- que utilizaran las palomas mensajeras que tenía en un altillo para transportar los resultados y así mitigar la ansiedad por conocer la suerte del equipo tripero cuando jugaba de visitante. Para esta importante misión fue designado Domingo Molinari, un chico de 13 años que resultó pionero de las transmisiones vía paloma.

Con este objetivo, el joven hincha cargaba seis plumíferos en una canasta y tomaba el mismo tren en el que viajaba el plantel y también la hinchada (años remotos en los que jugadores e hinchas eran transportados por la misma pasión).

Una vez llegado al estadio visitante, Dominguito se disponía atento a seguir el partido y, ante cada gol o situación digna de ser comunicada, metía un papel en el anillo colocado en la pata del animal y lo soltaba a volar con rumbo a la ciudad de las diagonales. Según se sabe, las palomas remontaban vuelo, daban un par de giros sobre el lugar y regresaban con instinto infalible al lugar desde donde habían partido originalmente.

José María Iturrería, presidente del museo gimnasista contó que “entre 20 y 30 minutos con viento a favor; eso es lo que tardaban en llegar cuando se jugaba en Capital Federal o Avellaneda”, pero no tuvo el dato certero en cuanto a los rivales o resultados precisos de estas primeras transmisiones seguidas por correo aéreo. Pero la historia que Horacio Ferretti rescató (del ostracismo) es cierta. De hecho, desde el museo pudimos constatar la existencia de unos Molinari que en aquella época eran socios” del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, agregó.

Una de las dificultades que se le presentaban al joven Molinari era dosificar de manera estratégica la cantidad de aves para cada información. Es que sólo contaba con seis palomas, así que siempre debía reservar un par de aliados voladores hasta casi el final del cotejo. De este manera, en un mismo mensaje podía llegar a dar aviso de varios goles o detalles importantes del partido, ya que debía cuidar al máximo sus recursos para no quedarse sólo en resultados parciales y dejar con el corazón en la boca a los expectantes hinchas albiazules, ya que por ese entonces eran muy frecuentes las goleadas y era difícil arriesgar la sentencia de “partido liquidado”.

Con el correr de los años, esta (romántica) costumbre fue perdiendo trascendencia, ya que la radio fue ganando su lugar de privilegio dentro de las transmisiones deportivas.

Esta tradición gimnasista fue mermando y cada vez menos hinchas se acercaron al viejo galpón, levantado en el antiguo estadio de 12 y 71, para esperar desde el cielo alguna buena noticia que trajera alegría al pueblo tripero.

Esta particular forma de comunicar resultados deportivos también fue adoptada por una hinchada que con el correr de los años se haría muy cercana a la 22. Según se sabe, los hinchas del Racing Club de Avellaneda se entusiasmaron con la iniciativa platense y copiaron este modus operandi para poder calmar también su inexplicable pasión, la cual presenta algunas similitudes con el modo de sentir de la parcialidad gimnasista, aunque algunos lo nieguen.

Previo al despliegue impactante de la radio en los años ‘40, al desarrollo de la televisión en la Argentina a partir de los ‘60, a la expansión del cable en los ‘80 y, con la consagración en nuestros días de la masividad en las transmisiones futbolísticas por TV abierta -interesante iniciativa que esperemos que dure un poco más que los ritmos de la demagogia política-, un grupo de entusiastas triperos decidió utilizar a las palomas mensajeras para poder comunicar los resultados del equipo cuando éste se aventuraba más allá de la ciudad para jugar como visitante.

En asociación directa con la naturaleza, estos pioneros hinchas de gimnasia sembraron las primeras semillas de una pasión y un fervor por seguir al equipo que no hubo distancia, dificultad o situación a lo largo de los años que lograra hacerla cambiar.

17 de julio de 2011

Las gárgolas de la catedral

Al finalizar la construcción de la catedral de La Plata en el año 1999, además de construirse las torres y figuras religiosas también se colocaron las gárgolas que observan la ciudad desde las alturas. Mucha gente no comprendió y por qué de su extraño aspecto y comenzó a decir que tenían formas monstruosas.



Cabe aclarar q
ue no representan a monstruos sino que las gárgolas de la catedral son de animales que habitaron Argentina en tiempos prehistóricos, tanto aves como mamíferos que poblaron la Patagonia y la región Pampeana hace miles de años; es por esto que la catedral es conocida como la “catedral de las pampas”, ya que muchos de sus ornamentos también hacen referencia a la flora local.



Fotos:
1. “Tigres dientes de sable” en la torre de la catedral.
2. Gárgola de bronce en el museo de la catedral.
3. Gárgolas que representan a una mulita y un jabalí, animales de la región pampeana.
4. Argentavis magnificens.

10 de julio de 2011

Historias del cementerio de La Plata (parte III)

Después de la primera y segunda parte, hoy publico la última de la serie de historias del Cementerio de La Plata, escritas por Olga B. Flores en su publicación Anécdotas y mitos que involucran a muertos... y vivos. Créditos de la foto del cementerio de La Plata para yoti.



Perro fiel
Al morir la dueña de uno de los bares cercanos al cementerio, su perro hizo lo posible para estar al lado de ella: cada mañana, cuando se abrían las puertas de la necrópolis, la mascota entraba, se dirigía a la tumba de su dueña y se echaba allí hasta la hora que el cementerio cerraba sus puertas. Al poco tiempo, el perro fiel también murió.


El misterio de la rubia hermosa
Esta historia no
tiene más de 20 años y dice que una noche, en pleno centro de la ciudad, una joven rubia, que llevaba un saquito negro sobre sus hombros, paró un taxi y le dijo que se dirigiera hasta el cementerio. Cerca del lugar le pidió al chofer que estacionara sobre uno de los laterales. Cuando el auto paró, le dijo “ya vuelvo”. De a poco se fue acercando al paredón y, de un momento a otro, desapareció como si lo hubiese atravesado. Al día siguiente, el taxista fue hasta el cementerio con un grupo de colegas para mostrarles el lugar exacto del muro donde había desaparecido la rubia. Luego, acompañados por empleados del cementerio, dieron la vuelta para fijarse qué había del otro lado del paredón. La sorpresa fue grande cuando, muy cercano al tapial. colgado en una cruz de una de las tumbas, hallaron el saquito negro que vestía la joven.


Otros personajes

Además de estos relatos, por el cementerio circulan una serie de personajes con características más que particulares.
Con su forma de ser y sus cuentos, viven en la memoria de los que conocen el barrio y frecuentan el camposanto.
Los más memoriosos recuerdan:
* al hombre que todos los días, durante más de treinta años, le dejaba una flor a su mamá hasta el día antes de su muerte;
* a la señora que se encerró en una bóveda un 24 de diciembre a la tarde para esperar la Nochebuena junto al cajón de su difunto esposo;
* o al “loco”, que trabajaba en mantenimiento y, cada vez que se tocaba la campana de la capilla, sacaba una pistola y disparaba; También se cuentan hechos trágicos, como aquellos que decidieron acabar con su vida al lado de la tumba de sus seres queridos.

3 de julio de 2011

El hundimiento de la Catedral de La Plata

En el centro de la ciudad se encuentra la Catedral de La Plata, el mayor templo católico de Argentina y uno de los más grandes del mundo. Se considera como su fecha inaugural el día 19 de noviembre de 1932, aunque su construcción recién se finalizó 67 años después, en 1999.

Esta obra estuvo detenida por tantos años ya que según dice el mito, los estudios del terreno se habían hecho mal, por lo cual en caso de hacerse las torres, la catedral podía llegar
a derrumbarse por el hundimiento generado por tanto peso. También se decía que por las mismas razones no se le hacía el revoque que estaba previsto en el diseño original.

El arquitecto Guillermo García,
quien fue parte de la unidad ejecutora que construyó las torres en 1999, explica: “No es verdad que se cometieron errores en los primeros estudios de suelo, pero sí que el suelo iba a ceder con semejante carga, como sucede en cualquier obra. […] Sea duro o blando, el suelo siempre cede un poco hasta que se equilibra el peso. En el caso de la Catedral, que está fundada mucho más arriba que cualquier edificio moderno y por lo tanto sobre estratos de suelo más blandos, el asentamiento diferencial con las torres ya construidas iba a ser de cerca de una pulgada. En otras palabras, esto significa que las bases de las torres, a consecuencia del peso, iban a quedar una pulgada más abajo que el resto del edificio, generando así una fisura. Eso, sin embargo, no hubiera alcanzado para hacer que el templo se derrumbara, como solía decirse”.

Finalmente estos problemas pudieron solucionarse al utilizar la técnica de micropilotaje en las bases de las torres, junto a la utilización de materiales de menor peso y estructuras más livianas en las torres. “Hoy, con cientos de toneladas encima, el terreno apenas cedió dos milímetros”, afirma el arquitecto García.




Fotos:
1. Catedral en la década de los ’90, cuando todavía no tenía sus torres.
2. Construcción de las torres de la catedral durante 1999.
3. Foto actual de la Catedral de La Plata.

Fuentes:
“La restauración de la Catedral de La Plata, en la última etapa”, diario Clarín, 15/11/1998
“El mito que se derrumbó”, diario El Día, 19/11/1999
“Mitos platenses”, Roberto Abrodos