29 de noviembre de 2010

Las hermanas de La Plata

En una de las primeras entradas del blog conté cómo fue trazado el plano de la ciudad, estudiando los planos de las 64 ciudades más importantes del mundo que se detallan en el libro “Atlas Universal de Geografía del Mundo”, adquirido por Dardo Rocha. Y fue tan grande la repercusión que tuvo esta ciudad única, que existen en la Argentina dos ciudades “hermanas” de La Plata, cuyos planos se basaron en el de la capital ideada por el ingeniero Pedro Benoit.

La primera de ellas es la localidad de Mariano Benítez, un pueblo de casi 200 habitantes ubicado en el partido de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Fue fundado el 8 de septiembre de 1908 (26 años después que La Plata) frente a una de las estaciones del ferrocarril que comunicaba a Pergamino con Rosario. El autor del trazado es el ingeniero Reynaldo Standke, quien era un admirador de Benoit y también pertenecía a la masonería, ya que estaba enrolado en la logia Fraternidad Nº53 de la ciudad de Pergamino. Al igual que en La Plata, el trazado de este pueblo presenta una plaza central, hasta la cual llegan cuatro diagonales que en su camino forman manzanas con forma triangular y trapezoidal. Este pueblo llegó a tener 1200 habitantes hacia fines de la década de 1910, pero al cerrarse la estación del ferrocarril esta cantidad disminuyó enormemente.

La otra localidad inspirada en la ciudad de La Plata se llama “Nueva Plata” y está ubicada a unos 16km de la ciudad de Pehuajó, al oeste de la provincia de Buenos Aires. La conexión entre este pueblo y La Plata es una curiosa historia: Fue fundada el 1 de diciembre de 1888 (6 años después que La Plata) por Rafael Hernández, en honor a su hermano José Hernández (autor del Martín Fierro, y del nombre de la capital de la provincia de Buenos Aires), quien había muerto dos años antes. Este pueblo de 300 habitantes, al igual que Mariano Benítez tiene sus manzanas cruzadas por dos diagonales que cambian de nombre al pasar por la plaza central.


Fotos:
1. Vista satelital del pueblo Mariano Benítez.
2. Vista satelital del pueblo Nueva Plata.
3. Rafael Hernández (izquierda) y José Hernández (derecha).

Fuentes:
“La pequeña La Plata”, Revista Tiempos, 13/7/2008
“Mariano Benítez: como La Plata, pero en miniatura”, La Opinión, 18/7/2008
“La hermanita pobre de La Plata que agoniza en la inundación”, Diario El Día, 19/11/2000
“Una ciudad y un pueblo que reflejan el amor entre hermanos”, Diario Hoy, 12/9/2006
“Los hermanos sean unidos”, Diario Hoy



Otras entradas de interés:
* Benoit y el plano usado en París
* La ciudad de Julio Verne
* La verdadera historia del trazado platense
* La divina proporción
* La diagonal de la vida
* El temido número 13
* ¿Cómo determinar las calles mediante cálculos?
* Otro símbolo oculto: El árbol de la vida
* ¡666 por todas partes!
* ¿El Palacio Municipal está "de espaldas" a la Catedral?
* Desapariciones en el trazado platense
* La "otra ciudad" diseñada por Benoit en La Plata

25 de noviembre de 2010

El fantasma de Inacayal no era el único

Como conté en la última entrada del blog, en el Museo de Ciencias Naturales ocurrieron muchas cosas extrañas que se le adjudican al fantasma del cacique Inacayal, pero en un principio esto no era así.

Roque Díaz, el hombre que cuenta estas histor
ias, dice que al llegar al Museo cada vez que las puertas se cerraban solas o se oían ruidos extraños, se comentaba que era por Gabino: “Muchas veces, yo estaba en laboratorios con empleados de larga trayectoria en el museo, que además habían trabajado sus padres y abuelos, y escuchábamos que alguien golpeaba la puerta. Nos fijábamos y no había nadie. Entonces todos decían: “Pasá Gabino”. Y si se abrían las puertas y ventanas por el viento o no sé por qué extraña razón, más de uno comentaba: Hoy Gabino anda con todo”.

Roque pasó mucho
tiempo preguntándose quién era Gabino, y por ello inició una investigación que lo llevó a leer los diarios de viaje del Perito Moreno por la Patagonia. En esos textos se entera que en 1878 Moreno cayó prisionero del cacique Sayhueque y estuvo varios días prisionero de los mapuches, hasta que uno de los indígenas engaño a los otros y lo ayudó a escapar; su nombre era Gabino.

Como Gabino sabía
hablar castellano, se convirtió en colaborador de Moreno para establecer contacto con las diferentes tribus indígenas. También se cree que fue Gabino uno de los tantos aborígenes que vino a vivir en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y pudo servirle a Moreno para traducirle lo que decían los aborígenes a los científicos que visitaban el museo, aunque esto no pudo ser comprobado. Gabino desapareció misteriosamente y no se sabe que pasó con su cuerpo, ya que nunca fue hallado. Algunos creen que Gabino nunca vivió en el museo, mientras otros sostienen que su esqueleto es uno de los tantos que se guardaron sin nombre en el subsuelo.

Fue por esto que
comenzó la leyenda del fantasma de Gabino en el museo, que más tarde también se confundiría con la del fantasma de Inacayal, sin saber si el fantasma era uno solo o no. Roque Díaz comenta: “La gente, de generación en generación, atribuye las cosas extrañas que suceden a Gabino. Creo que era una persona sigilosa. Que andaba sin hacer ruido. Por eso se dice que abre puertas y ventanas. Pero no creo que haya muerto acá como otros aborígenes de los que sí hay pruebas de que vivieron en este lugar”.

Sin embargo, el técn
ico Héctor Díaz cree que los sucesos extraños se deben a la arquitectura del edificio del bosque: “En estos edificios, sobre todo en la parte de abajo, hay como un microclima que hace que afuera no haya nada de viento, pero adentro sí hay como un movimiento de aire, que es la diferencia de temperatura. Casualmente, cuando se habla de fantasmas, se dice que se siente un aire por detrás de la nuca que provoca rubor. Y eso es lo que ocurre en el museo”.

Para sumarle más misterio a la historia de Gabino, el 24 de octubre de 2007 unos obreros que trabajaban en una vieja cisterna del museo hallaron un esqueleto sin identificar detrás de una pared, en un lugar completamente inaccesible. Algunos creen que podía ser una pieza de colección, posiblemente el cuerpo nunca hallado de Gabino, mientras que otros dicen que no se trata de una pieza de colección del museo ya que no tiene ningún número de catálogo.


Fotos:
1. Hall de entrada al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En el centro se ve el monumento al Perito Moreno.
2. Roque Díaz, el hombre que narra las historias del fantasma de Gabino e Inacayal.
3. Título del artículo publicado en el Diario Hoy, que relata el hallazgo de un esqueleto perdido en el museo.

Fuentes:
“La misteriosa historia de Gabino”, Diario Hoy, 5/1/2008
“Gabino, el fantasma del museo”, Revista Tiempos, 18/3/2007
“Encuentran esqueleto humano en una demolición en el museo”, Diario Hoy, 31/10/2007

20 de noviembre de 2010

Un fantasma en el museo

En la última entrada del blog conté la historia de los indígenas que fueron encerrados en el Museo de Ciencias Naturales y murieron allí a fines del siglo XIX, destacándose entre ellos la figura del cacique Inacayal.

Después de morir
por motivos desconocidos, el esqueleto del cacique fue descarnado y puesto en exhibición durante unos 50 años. A partir de ese momento comenzaron a ocurrir cosas extrañas en el museo, las cuales se le adjudican al alma en pena de Inacayal que sigue deambulando por el edificio donde pasó atrapado sus últimos días.

Se habla de un escozor en la espalda, cajones que se desordenan solos, e incluso que algunas noches se escucha al fantasma de Inacayal susurrando y renegando en su lengua. “Muchas veces nos pasa que estamos yendo de laboratorio en laboratorio con otros compañeros y escuchamos que alguien golpea la puerta. Nos vamos a fijar y nunca hay nadie”, afirma Roque Díaz, un hombre de 76 años que trabaja como auxiliar en el museo desde los 12. Roque también afirma que por estos ruidos extraños en las noches, cuando había menos iluminación muchos serenos no aguantaron y renunciaron.

Se dice que muchas veces, al transitar los pasillos del subsuelo (en donde pasaron sus noches los indígenas), se escuchan pasos persecutorios aunque no haya nadie más allí. Roque también cuenta una anécdota que se le atribuye al fantasma del cacique: “Una vez, cuando no había nadie en el edificio, vino gente de la Fundación Francisco Pascasio Moreno. Ya era tarde así que les abrí para que hicieran el relevamiento de unos cuadros. Después me fui a la entrada. Al cabo de unas horas apareció en la puerta un señor que venía a avisarme que esta gente lo había llamado porque se habían quedado encerrados en un laboratorio”. Lo que pasó esa noche fue que la puerta se cerró tan fuerte que trabó el picaporte, aunque nadie se explica cómo sucedió.


Fotos:
1. Foto del cacique Inacayal, quien permaneció prisionero y murió en el museo.
2. Inacayal sentado en el suelo del primer piso del museo, mientras es pintado por José Bouchet (foto tomada posiblemente en 1887). La foto inferior es cómo se ve esa sala actualmente.
3. Otra foto actual del lugar en donde fue fotografiado Inacayal.
4. Frente del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Hay quienes dicen que el cacique murió al ser empujado desde lo alto de esas escalinatas.

Fuentes:
“El fantasma del Museo”, Revista Crítica de la Argentina, 3/11/2008
“Fantasmas deontológicos en el Museo de La Plata”, Diario Clarín, 15/4/2009

12 de noviembre de 2010

Prisioneros en el Museo de La Plata

Vigílelo de cerca a Inacayal. Anda todo el día borracho y perdido… parece un fantasma”. Estas fueron las órdenes que le dio Francisco “Perito” Moreno (director del Museo de Ciencias Naturales de La Plata) a uno de sus ayudantes en 1888. Inacayal era uno de los aborígenes patagónicos capturados en la Conquista del Desierto, que habían sido enviados a vivir en los subsuelos del museo platense, y las palabras de Moreno parecían estar prediciendo su futuro...

Modesto Inacayal nació en 1833 en el seno de la tribu tehuelche de los “Gününa Kene”, quienes habitaron durante el siglo XIX, entre el norte de la provincia de Chubut y las orillas del río Limay. Era un cacique de segundo orden, subordinado a Sayhueque (el “Señor del País de las Manzanas”). Tenía dos mujeres y estaba al mando de unos 900 hombres. El explorador chileno Guillermo Cox lo describe de esta forma: “Inacayal me agradó al momento, tiene el ademán franco y abierto, la cara inteligente y sabe algo de castellano; de cuerpo rechoncho pero bien proporcionado”. No sabía escribir pero podía hablar un poco de español y siempre recibía pacíficamente a exploradores que llegaban a la zona, a quienes agasajaba con manzanas y les daba a sus mejores animales para la cena.
En 1879 conoció y ayudó al joven Perito Moreno, quien estaba en medio de una expedición por el lago Nahuel Huapi. Al explorador le sorprendió la amabilidad de los aborígenes con el hombre blanco, y relata en sus crónicas que “el cacique enarbola el pabellón nacional frente a su toldo y cómo Ultrac, su primogénito, y otros aborígenes, llevaban la bandera argentina en sus lanzas”.

Ya por esos años había comenzado la “Conquista del Desierto”, y hacia 1881 el general Julio A. Roca emprendió una campaña militar contra los aborígenes al sur del río Negro. Inacayal resiste junto a otros caciques, pero cuando se disponía a negociar una tregua con los argentinos, sus tolderías son atacadas y es tomado prisionero el 18 de octubre de 1884 junto a su familia y los demás de su tribu, en Junín de los Andes.

Los militares tomaron sus caballos y reparti
eron a sus hijos entre las familias de los generales, para usarlos como sirvientes. Es llevado junto a otros dos caciques (Foyel y Sayhueke) hasta una base militar en la isla Martín García en donde permaneció un año y medio talando árboles y picando adoquines, obligado a vestir la ropa que descartaban los soldados y a comer las sobras de la milicia. Siguió resistiéndose a ser prisionero del hombre blanco, y eso queda registrado en sus palabras: “Yo soy un jefe, hijo de esta patria. Los blancos mataron a mis hermanos, robaron mis caballos, me quitaron la tierra que me vio nacer. Me tomaron prisionero”.
Sayhueque y Foyel fueron liberados y pudieron regresar a su tierra a cambio de reivindicarse como argentinos. Inacayal se negó a resignar su identidad, por lo que permaneció en cautiverio.

El Perito Moreno
lo “rescató” en octubre de 1886 a modo de agradecimiento por la ayuda que le había brindado el cacique durante su expedición por la Patagonia, y entonces Inacayal fue trasladado junto a otros aborígenes (entre los que estaban su mujer y una de sus hijas) hasta el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en el cual permanecería el resto de sus días.

En total había 12 aborígenes viviendo en el museo del bosque, como si fueran parte de la colección viviente de Moreno. Durante el día se les permitía transitar los pasillos del edificio del bosque platense, que todavía estaba en construcción. Pero ya de noche eran encerrados con candado en una habitación del subsuelo. Se les deba de comer una olla de sopa para todos, y al no poder salir tenían que hacer sus necesidades en un rincón. Las mujeres se ocupaban de la limpieza del museo, el lavado de las ropas del personal y la confección de telares para la venta; los hombres tenían tareas como cavar pozos, limpiar los desagües cloacales y trabajar en la construcción del edificio que recién finalizó en 1889.
Como parte de la “colección” del museo, los aborígenes eran examinados desnudos por científicos que concurrían a verlos. También se los fotografiaba o se los obligaba a quedarse quietos durante horas frente a un pintor que los retrataba.

El 21 de septiembre de 1887 muere a los 30 años Ma
rgarita, la hija del cacique Foyel. Unas semanas después (el 2 de octubre) muere la mujer de Inacayal, y a los ocho días también fallece Tafá, la mayor del grupo. Esta seguidilla de muertes le trajo mala fama al Perito Moreno. El diario Eco de Córdoba lo acusó de “caballero de la noche”, mientras que L’Operario Italiano de Buenos Aires cuestionó que no respetara las disposiciones municipales para el tratamiento de los difuntos. En el año 2006 se realizaron nuevas investigaciones, tras lo cual Fernando Pepe cree que pudieron haber sido envenenados, luego de analizar las mascarillas mortuorias que conserva el museo: “son impresionantes; tienen rasgos de sufrimiento y dolor, los dientes apretados”.
El antropólogo Herman Ten Kate describió a Inacayal en la Revista del Museo (publicada en 1904): “Era reservado, desconfiado, orgulloso y rencoroso. Comunicativo solamente cuando estaba ebrio. Dormía casi todo el día, discutía fácilmente, muy apático y sin ninguna preocupación por su persona”. Luego de las muertes de los aborígenes, Inacayal estaba triste y casi no dormía. Pasaba horas mirando los restos de su mujer que habían sido puestos en exposición en una vitrina del museo, junto a otros esqueletos. Para la primavera de 1888, el cacique tehuelche podía estar horas y horas mirando a la nada. Caminaba encorvado, arrastrando los pies; también hablaba solo, y se le caían los pantalones de tan delgado que estaba.

Murió el 24 de septiembre de 1888, por razones no del todo claras; sin embargo, se elaboraron las siguientes teorías acerca de su deceso:

  • Se suicidó por el tormento que le ocasionaba estar lejos de su tierra y prisionero en el museo en donde tenía que ver expuestos en las vitrinas los restos de sus seres queridos.
  • Lo empujaron por las escaleras de acceso al museo cuando se desnudó en público en uno de sus rituales. Esto lo fundamenta el antropólogo Ten Kate, quien observó que el esqueleto tenía los huesos de la nariz quebrados por alguna caída o golpe, y además le faltaban varios dientes.
  • Por último la teoría más mencionada, la cual dice que Inacayal al saber que iba a morir, realizó un ritual tras el cual se desvaneció. Así lo dejó asentado el naturalista italiano Clemente Onelli, secretario de Moreno: “Ya casi no se movía de su silla de anciano. Y un día cuando el sol poniente teñía de púrpura el majestuoso propileo de aquel edificio engarzado entre los sombríos eucaliptos… sostenido por dos indios, apareció Inacayal allá arriba, en la escalera monumental: se arrancó la ropa, la del invasor de su patria, hizo un ademán al sol, otro larguísimo al sur: habló palabras desconocidas y en el crepúsculo, la sombra agobiada de ese viejo Señor de la tierra se desvaneció como la rápida evocación de un mundo”.
El esqueleto del cacique fue descarnado y se lo preparó para exponerlo en el museo en donde había vivido sus últimos años. Así permaneció a la vista del público durante más de 50 años, hasta la década de 1940.
Tras muchos años de reclamos de los grupos de aborígenes desde la década de 1980, los restos del cacique Modesto Inacayal fueron restituidos a la ciudad de Tecka, Chubut, el 19 de abril de 1994 (Día del indio americano). Allí se le erigió un mausoleo con la entrada mirando hacia lo que fueron sus montañas. Tuvo que esperar más de 100 años para poder volver a sus tierras y tener un entierro como manda la tradición tehuelche, donde los difuntos son enterrados como si estuvieran en el seno materno, rodeados de armas, alimento y diferentes objetos que pudieran necesitar al renacer en otra parte.

El caso de Inacayal sirvió para que los museos continuaran devolviendo los restos de aborígenes a sus comunidades, como lo dice la ley Nº25.517 (sancionada en 2001): “los restos mortales de aborígenes, cualquiera fuera su característica étnica, que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas, deberán ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que lo reclamen”.
Pero la historia todavía no termina. En julio de 2006, unos estudiantes de antropología que estaban examinando los restos aborígenes del museo para identificarlos y devolverlos a sus tierras, encuentran parte del cuero cabelludo, cerebro, una oreja y presumiblemente el corazón disecado de Inacayal. Estos restos también se pusieron a disposición para ser regresados a Chubut, donde el gran cacique espera descansar en paz tras su final en el Museo de La Plata.


Y no se olviden de leer sobre los extraños sucesos en el museo que ocurrieron un tiempo después. Ya subí esa historia acá.


Fotos:
1. Sayhueque (izquierda) e Inacayal (derecha)
2. Busto de Perito Moreno en el Museo de La Plata.
3. General Roca, general Villegas, coronel Teodoro García y coronel Vintter durante la Conquista del Desierto (1879)
4. Museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde permanecieron prisioneros los indígenas.
5. Algunas de las mujeres aborígenes que vivían en el Museo. De izquierda a derecha: Esposa de Inacayal, esposa de Foyel, esposa de Ariancu, Margarita, Tafá.
6. También había niños viviendo en el edificio del bosque. De izquierda a derecha: Niña tehuelche, hija de Inacayal, Sakak, hija de Inacayal, hija de Inacayal, hija de Inacayal, hija de Sayhueque, Trakel.
7. Foto de Inacayal durante sus días en el Museo de La Plata.
8. Sala de Antropología del museo, año 1891. Allí había en exposición decenas de esqueletos de aborígenes “recolectados” de cementerios indígenas, y otros de quienes murieron en la Conquista del Desierto.
9. Mausoleo de Inacayal en Tecka. Sus restos descansan allí desde 1994.
10. Algunas de las momias aborígenes que estuvieron (o siguen estando) en exposición al público en las salas del museo.
11. Cuero cabelludo, oreja y cerebro de Inacayal encontrados por estudiantes de antropología. También fueron halladas las cabelleras de Inacayal (delante), su mujer (detrás) y Margarita (trenzas).

Fuentes:
“Ciudad de La Plata. Su Historia”, profesor Ricardo S. Katz
“Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia”, Walter Mario Delrio
“La visita del cacique Inacayán”, Diario Hoy, 22/5/1999
“Tras la historia de un cacique”, Diario Hoy, 3/3/2002
“El Mausoleo de Inacayal recobra una importante parte de la historia de Chubut”, Gobierno de la Provincia de Chubut, 12/7/2006
“Reivindican al jefe Inacayal”, Diario La Prensa de Santa Cruz, 14/7/2006
“Quieren sacar de exhibición las momias del Museo de Ciencias Naturales de La Plata”, Diario Hoy, 20/7/2006
“Las historias ocultas del museo”, Diario Hoy, 23/7/2006
“El cacique Inacayal: Los nuevos restos del tehuelche que se encontraron en La Plata”, Diario El Día, 18/8/2006
“Restos humanos en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata”, Revista La Pulseada, septiembre de 2006
“El Cacique Inacayal muerto en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata”, Sergio Cayuqueo, 11/4/2007
“El fantasma del museo”, Revista Crítica de la Argentina, 3/11/2008
“Fantasmas deontológicos en el Museo de La Plata”, Diario Clarín, 15/4/2009

7 de noviembre de 2010

El búho oculto en el Palacio Municipal

Ya relaté hace poco un mito sobre el Palacio Municipal que contaba sobre el significado de su orientación en el plano de la ciudad; ahora les voy a contar otro que también lo relaciona con ciertos simbolismos masónicos.

Este mito afirma que
observando la torre del Palacio Municipal de lado, se puede apreciar en ella la figura oculta de un búho. De noche es cuando mejor se observa, con cada reloj como uno de los ojos dentro de la cabeza formada por la parte superior de la torre, las orejas, el pico e incluso las garras que serían la parte superior de las arcadas.

En la tradición clásica se asocia a este animal con la diosa Atenea (o Minerva para los romanos), por lo tanto simbolizaría la inteligencia. También se corresponde este animal con Atenea por su mirada viva y penetrante, como la mirada de las pequeñas lechuzas, con las que custodia durante la noche la Acrópolis (en nuestro caso custodiaría Plaza Moreno desde lo alto de la torre).

Tiempo después los masones recrearon al búho como símbolo de la prudencia, y por ser animal nocturno se lo relaciona con los trabajos masónicos que se inician a la medianoche. También vale la pena mencionar que existe un búho oculto en el billete de 1 dólar, el cual como ya mencioné antes, está lleno de simbología masónica.


Fotos:
1. Palacio Municipal, ubicado frente a Plaza Moreno.
2. Torre del Palacio Municipal, donde se puede ver el búho.
3. Detalle del búho oculto en el billete de 1 dólar.

Fuentes:
“Glosario de la masonería”, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
“Enciclopedia de Mitología Universal”

1 de noviembre de 2010

Hallazgo de un "túnel" bajo el cementerio

A principios de septiembre de 2010, mientras se estaba construyendo el Mausoleo de los Desaparecidos en el cementerio, las autoridades de la Municipalidad de La Plata hallaron bajo el edificio de la necrópolis un espacio subterráneo del cual se desconocía su existencia.

Ante la posibilida
d de que se tratara de un túnel o algún tipo de pasaje subterráneo, el director del cementerio se comunicó con la ONG “Urdimbre Popular”. El arquitecto Gustavo Petró pudo ingresar a ese lugar que corre por debajo de la nave central, y a primera vista confirmó que podría tratarse de un tipo de construcción similar a la que se recuperó bajo la plaza Islas Malvinas, o a las que existirían debajo del Normal Nº1 y el Palacio Municipal. Los investigadores también afirmaron que ese pasaje va en sentido hacia la Catedral.

Al continuar con la investigación de este lugar, Petró cuenta que “se pudo descubrir una estructura abovedada de más de 300 metros que corre desde la calle 73 hacia 76 por debajo de lo que sería el paredón fundacional del Cementerio, sobre calle 31”. La investigación tuvo que ser interrumpida ya que en varios tramos del trayecto no se puede continuar por diferentes intervenciones edilicias. Otro de los hallazgos que se realizaron en ese lugar, fue el de huesos humanos en ese pasaje subterráneo. Los mismos estaban apilados, dentro de bolsas de residuos, algunas de las cuales estaban etiquetadas. Ante esto, la subsecretaria de Derechos Humanos de la Municipalidad concurrió al lugar. “No sabemos de qué años datan esos restos y hemos decidido que no se toquen hasta que la Justicia nos diga cómo proceder y si podemos determinar nosotros si el descubrimiento está relacionado con la dictadura”. La otra hipótesis que se maneja es que ante la falta de espacio en el osario histórico, se haya usado este pasaje como depósito para los restos.


Fotos:
1. Nave central del cementerio. Debajo está el "túnel" que se encontró.
2. Los investigadores recorriendo el lugar.
3. Otra foto del supuesto "túnel" bajo el cementerio.

Fuentes:
“Investigan túnel desde el Cementerio a Plaza Moreno”, Diario El Día, 6/9/2010
“Encuentran bolsas con restos humanos en túnel del cementerio”, Diario El Día, 11/9/2010
“De a poco, el misterio de los túneles sale a la luz”, Diario El Día, 12/9/2010
“Otro túnel que ayudará a correrle el velo al misterio”, Diario Hoy, 12/9/2010