Continuando con la publicación anterior, existen más historias sobre la Plaza Moreno que fueron escritas por Gualberto Reynal. En esta entrada copio el capítulo de su libro, titulado “Los inocentes árboles”:
La capacidad de asombro va colmando la medida y uno no puede hacer otra cosa que sucumbir ante las pruebas de la realidad, ante hechos que se aprecian en esta ciudad, que no pueden ser de manera alguna, considerados como casuales, fortuitos, sin premeditación, sin aceptar que encierran un mensaje esotérico de características maliciosas, por la fineza y sutilidad de los elementos que transmite dicho mensaje.
Anímicamente suelen caer mal ciertas realidades que nos hieren, nos desilusionan, pero no podemos tener una inocencia infantil o hundir la cabeza, como hacen los avestruces, ante cosas que destilan por los cuatro costados, su intencionalidad perniciosa.
Ahora le toca el turno a ¡los árboles!... a los “inocentes” árboles de la Plaza Moreno, colocado exprofesamente, intencionalmente, sutilmente, para que los distraídos y no informados no adviertan el contenido del mensaje esotérico.
¡Tremenda realidad! Ubiquémonos en la misma Plaza Moreno y en los caminos interiores que se cruzan en lo que serían las calles 13 y 51, observaremos dos cipreses a cierta distancia entre sí, como también dos ejemplares de esas mismas coníferas en 13 y 53. Si nos colocamos en el centro de esos “inocentes” árboles (que están dispuestos en una posición predeterminada) y levantamos la vista, tendremos “dentro” de ese marco arbóreo, el edificio de la Iglesia Catedral; si nos ubicamos en el centro exacto de esos cipreses y levantamos la vista, vemos que el paisaje culmina en la misma cruz mayor del templo.
Cuatro “inocentes” cipreses, desde lados opuestos, enmarcan a la Catedral, como si estuviera en la mira de “alguien”. ¿Y qué significan estos árboles? Entonces apelamos una vez más al “Diccionario de los Símbolos” de Chevalier (reiteradamente citado en esta obra), quien nos dice: “Ciprés: árbol sagrado entre numerosos pueblos…”; “entre los griegos y los romanos, está en relación con las divinidades del infierno (!); es el árbol de las religiones subterráneas; está ligado al culto de Plutón, dios de los infiernos (!)…” Y el diccionario enciclopédico de Vastus dice: “Nombre del dios de los infiernos (Plutón), hijo de Saturno y de Rea, que raptó a Proserpina… afirman que era terrible e implacable”. ¡El dios romano de los infiernos está mirando a la Iglesia Catedral!
No cabe expresar inocencias o desconocimientos, cuando la intencionalidad es profundamente clara, como podrá apreciar el lector en esta página.
Hasta ahora ¿Nadie lo vio? ¿Nadie entendió el mensaje? ¿Nadie alzó la voz? Discúlpeme lector, que le diga que… ¡ya ni en la inocencia de los árboles podemos creer en La Plata!
1 comentario:
gracias por informarnos como siempre, podrias si no es molestia, un dibujo o grafico o algo de como o donde deberiamos pararnos? no lo entendi!!!!
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