En la última entrada del blog conté la historia de los indígenas que fueron encerrados en el Museo de Ciencias Naturales y murieron allí a fines del siglo XIX, destacándose entre ellos la figura del cacique Inacayal.
Después de morir por motivos desconocidos, el esqueleto del cacique fue descarnado y puesto en exhibición durante unos 50 años. A partir de ese momento comenzaron a ocurrir cosas extrañas en el museo, las cuales se le adjudican al alma en pena de Inacayal que sigue deambulando por el edificio donde pasó atrapado sus últimos días.
Se habla de un escozor en la espalda, cajones que se desordenan solos, e incluso que algunas noches se escucha al fantasma de Inacayal susurrando y renegando en su lengua. “Muchas veces nos pasa que estamos yendo de laboratorio en laboratorio con otros compañeros y escuchamos que alguien golpea la puerta. Nos vamos a fijar y nunca hay nadie”, afirma Roque Díaz, un hombre de 76 años que trabaja como auxiliar en el museo desde los 12. Roque también afirma que por estos ruidos extraños en las noches, cuando había menos iluminación muchos serenos no aguantaron y renunciaron.
Se dice que muchas veces, al transitar los pasillos del subsuelo (en donde pasaron sus noches los indígenas), se escuchan pasos persecutorios aunque no haya nadie más allí. Roque también cuenta una anécdota que se le atribuye al fantasma del cacique: “Una vez, cuando no había nadie en el edificio, vino gente de la Fundación Francisco Pascasio Moreno. Ya era tarde así que les abrí para que hicieran el relevamiento de unos cuadros. Después me fui a la entrada. Al cabo de unas horas apareció en la puerta un señor que venía a avisarme que esta gente lo había llamado porque se habían quedado encerrados en un laboratorio”. Lo que pasó esa noche fue que la puerta se cerró tan fuerte que trabó el picaporte, aunque nadie se explica cómo sucedió.
Fotos:
1. Foto del cacique Inacayal, quien permaneció prisionero y murió en el museo.
2. Inacayal sentado en el suelo del primer piso del museo, mientras es pintado por José Bouchet (foto tomada posiblemente en 1887). La foto inferior es cómo se ve esa sala actualmente.
3. Otra foto actual del lugar en donde fue fotografiado Inacayal.
4. Frente del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Hay quienes dicen que el cacique murió al ser empujado desde lo alto de esas escalinatas.
Fuentes:
“El fantasma del Museo”, Revista Crítica de la Argentina, 3/11/2008
“Fantasmas deontológicos en el Museo de La Plata”, Diario Clarín, 15/4/2009
2 comentarios:
Julio A Roca., lo tenemos como al gran prócer, digno de verle la cara en nuestro dinero.pero la hipocrecia no reconoce que fue el cerebro que exterminó a los verdaderos dueños de éstas tierras. ,después de leer ésta nota siento asco y vergüenza.
@sda: Eso no es taaaan así. El cerebro fue Avellaneda que era el presidente en ese entonces; Roca solo seguía órdenes y fue quien estuvo a cargo de la campaña. Otra cosa muy discutida es que los indígenas eran en su mayoría araucanos provenientes de Chile (que habían sido armados por los chilenos para conquistar la Patagonia Argentina), los cuales años atrás habían invadido a los pueblos originarios de este lado de la cordillera.
Publicar un comentario